La percepción tiene siempre una carga que me lleva a polarizarme. La intuición, si el yo no se la apropia, siempre tiene una perspectiva de colaboración, de pertenencia a todo, considera todos los elementos y en esa intuición siente que todos los elementos se articulan para una armonización. Entonces ya en esa intuición no es que hago nada a favor ni en contra, sino que es una “Acción sin Acción”. Es una acción neutra donde uno está participando desde la conciencia de pertenezco a una realidad que se está construyendo, que se está creando Yo, las otras personas, la situación, estamos descubriendo instante a instante como se está desvelando esa verdad que Es. Y esa intuición es la que no llena y tapona con una conclusión blanco/negro de “ahh esta persona no viene, pues entonces no lo hago”. La intuición sería algo así “ahh no viene esa persona guau, entonces por dónde, cómo va a ser? hay un vaciado de la reacción y me dejo sorprender. Esa curiosidad bien entendida de que una puerta se cierra por tanto es que hay otra que se va a abrir y me va a sorprender, pongo los ojos y las orejas abiertos…Y al mismo tiempo también, no se va a la polaridad de “ahh es un descubrimiento y todo positivismo”, permitiendo un cualquier cosa negligente. La intuición es la respuesta que reconoce la reacción automática, hace vaciado al abrir la pregunta se pone receptivo, en contemplación, en silencio interno. Eso puede ser malinterpretado, el otro chantejará con eres desconfiad@, y ahí es sostener el sí desconfío de mi yo y asumiendo que aún no lo veo claro. Entonces esa intuición, me conecta, me sincroniza y eso más allá de la acción correcta o no, y más allá del resultado deseado no no, es lo valioso. Ya que desde esa sincronización se da esa contemplación desde ese espacio interno que es lo que se ha de transformar la falta. No un agujero que me engulle y lo tapono con la dinámica del yo, sino el agujero que profundizo para reconocer mi naturaleza multidimensional, el agujero que renazco de un estado a otro, de un antes y un después y en ese estado atisbamos, saboreamos lo maravilloso qué es Existir.
