Dos celulas dentro de la existencia ( parte positiva) y lo invisible en el interior de las celulas ( parte negativa), fuera de la existencia, el barro y el soplo se sincronizan para que lo inerte y la vida generen un viaje de existencia y de no existencia. Se toma los elementos de la madre para su gestación, como tomó sus elementos de su madre, hasta llegar a la Madre Tierra y a su negativo, la Nada. Eso nos daria la dimensión en fractal de lo que somos de lo más macroscopico a más microscopico y que no existe. Un orden, unas posibilidades desplegandose, fundadas desde todas las posibilidades, del todo y de la Nada. Es un desarrollo que incluye las posibilidades existentes de esta Tierra  ( invertebrados, pez, reptil, mamífero) y tambien incluye la nanotecnologia aún sin explorar, latente con posibilidaes inimaginables. Así vamos manifestandonos hasta que el vientre materno es ya un diseño que queda pequeño para seguir expandiendonos.

Y llega el momento de nacer, un desafio, un más allá de como el diseño funciona para que use aquello que hasta ahora está latente, no funciona. Unos pulmones que hasta ahora no respiran, un estomago que no come,…

Todo cambio es un separar lo que estaba unido y un unir lo que estaba separado. Se separa de la forma de vivir hasta ahora y se une a la forma de vivir con todo el mundo en el nuevo escenario.

En ese momento muchisimas posibilidades están latentes, desde este todo por explorar, lo posible y lo imposible se van descubriendo a cada instante. Es un estado de la materia y de la conciencia, expandiendose, todas las facultades están igualmente latentes y activas en su forma abstracta y concreta.

Y la vida va ha ser el transcurrir de estas facultades llevarlas a su forma manifiesta y concreta. Todo lo potencial Realizarlo, lo Real potencial (negativo) hacerlo Real manifestado (positivo), Real no existencia a Real existencia.

Estas diferentes realidades son la misma en distinta velocidades. En cada velocidad se distorsionará, como la luz blanca se distorsiona a través de un prisma y se ven los colores. En el color no se reconocera lo transparente. Así solemos percibir que la forma tapa su origen no existente.

El lenguaje es un sistema de comunicación de frecuencias lentas con mucho margen de error, de distorsión. Una palabra apunta a gran espectro de cosas dependiendo del abstracto que contiene. Depende desde la lógica que esa palabra es dicha.

El hacer es la frecuencia más lenta, está la materia visible implicada, tangible en manifestación.

Decir y hacer. Si no vemos la conexión entre estas frecuencias, no nos daremos cuentas de que decimos una cosa y hacemos otra. No nos daremos cuenta que aquello que criticamos, lo estamos haciendo; que aquello que tememos lo estamos deseando; que aquello que sufrimos, nos está excusando para hacer un cambio; que aquello que nos enferma, nos está mostrando algo que hemos callado; que aquello que pasa en el mundo, nos está mostrando en pantalla gigante aquello que rechazamos a ver y a reconocer.

Desde esta lógica inversa vemos que el que protegia, abusaba; el que te daba, te quitaba algo más valioso; el que te enseñaba, te anulaba tu proceso genuino; el que te ama, te exige que seas de una determinada manera, y así…

Mientras no reconocemos estás distintas frecuencias, no nos damos cuenta de las incoherencias. Cuando vemos estas incoherencias empezamos a ver lo distorsionado y en lugar de sentirnos culpables, víctimas y débiles, podemos asumir la vulnerabilidad, el desconcierto, la incertidumbre y llevarnos a explorar con percepción inocente, lo que Es y No Es. Un descubrimiento que permite ver otro vínculo entre los elementos.