Cuando una persona se siente mal, habitualmente busca sentirse bien, eso es el proceso lineal, desde una polaridad se va a la opuesta. Así cuando se siente bien, teme sentirse mal, y con el simple hecho de pensar perder ese estado ya siente miedo y por tanto malestar. Cuando una persona se dispone a transitar un proceso de resolución de algún malestar, también va con esta perspectiva, así la terapia o lo que sea, llega con malestar y algo se relaja y se siente bien, y en el momento que vaya a mal, se interpreta que va mal, que no funciona, que se ha vuelto al pasado, igual de mal como antes.

Esta perpectiva es estar en una línea, adelante y atrás. El pasado proyectado en el futuro. Una repetición que frustra y que lleva a las personas a no empezar ningun proceso porque «no va a funcionar» o a estan eternamente esforzándose en sentirse bien, excluyendo el sentirse mal.

Una propuesta a esta perspectiva es ser un punto, circular, sin principio ni fin, sin pasado ni futuro, incluyendo que bien o mal está en la línea y que en la paradoja, antes de un estado brillante viene un estado tonto.

Así estar bien y mal, tendrían una función, un propósito, una finalidad, la de generar conciencia, al reconocer que el problema es conciencia manifestándose.

 

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